La multitud, lo urbano y lo heterogéneo son conceptos que aparecen materializados a través de grafitis, luces y todo tipo de elementos que conforman el universo estético industrial que caracteriza a esta particular cervecería.
Todo transcurre dentro de una residencia de principios del siglo XIX ubicada en el entorno arbolado del Prado. La comunicación desde su logo e isotipo en fachada apenas anticipa lo que ocurre en el interior. Los proyectistas optaron por invertir el proceso. Intervenir fuertemente los interiores y mantener la fachada original intacta, a fin de generar efecto sorpresa en el usuario que entra por primera vez.
El proyecto desde su génesis apeló a la disociación estética apostando por un carácter industrial no convencional. Sin dejar de mencionar la barra central con 20 canillas de distintos tipos de cerveza artesanal que enfatiza el carácter de la marca.
El color rojo es el protagonista de los interiores, acondicionados con una tectónica sinónimo de lo fabril: chapas perforadas, tubos con cables a la vista y mobiliario metálico.
Distintos sectores definen la espacialidad. En planta alta, se desarrolla un espacio con capacidad para 70 personas, en el que podes optar por compartir la mesa central de madera o mesas altas individuales. Desde aquí también se puede acceder a la terraza con vista al patio traser; el lugar protagonista. Se trata de un gran espacio ajardinando equipado con mesas de distintos formatos para compartir y una barra dentro de la característica glorieta iluminada.