Montevideo
Argentina
Jacarandá

El encargo consistió en adecuar un departamento de 40m² interiores y 15 m² exteriores como vivienda permanente para una mujer y sus dos perras. El espacio estaba previamente determinado por una estructura de hormigón visto y grandes superficies de vidrio hacia ambas calles: Camacua al Oeste y Olazabal al Norte, en un primer piso con vista a la ciudad de Ituzaingó.
El proyecto plantea una mayor optimización del espacio a partir del aprovechamiento del espacio de guardado y mobiliario. 
Se optó por unificar el espacio de cocina y comedor en una pieza situada en medio del espacio: una isla cuadrada. Este mueble de diseño de 90 cm de altura contiene: el horno con su respiración, una baulera como despensa, vinoteca, estantes para vajilla, cajones de diversos tamaños para acompañar la cocina y una tapa de cuarzo que vuela sobre dos de sus lados para admitir cuatro banquetas por debajo, oficiando de mesa. De esta forma, la cocina se extiende de pared a pared al disgregar cada uno de los elementos utilitarios. No sólo eso, sino que también sirve como espacio de trabajo ya que cuenta con tomas corrientes ocultos y estantes.
Otra decisión que exacerba lo antes dicho fue haber retirado la heladera del sector cocina para brindar un espacio de guardado al único dormitorio. En el palier de distribución se dispuso un mueble vertical de piso a techo que contiene (y oculta) la heladera, el lavarropas, el termotanque, una baulera y una bacha para lavar.
En el dormitorio se redujo a 30 cm la profundidad del placar empotrado preexistente para ampliar el espacio donde iría la cama. Se reemplazaron sus puertas, colocando tres puertas de abrir de madera de cedro, de 2.40 m de alto con vidrio repartido en su parte superior, las cuales fueron restauradas de una demolición. Un módulo de ajuste luego de las puertas, toma la pared formando las mesas de luz y una estantería en melanina blanca, vinculando lo antiguo y lo actual. Las cortinas y almohadones son de tusor visón, para brindar privacidad y oscuridad sin recurrir a un blackout.
Todo el proyecto se completa con la terraza ajardinada. Aquí cuelga una hamaca paraguaya, crece un árbol de damascos y se dispone un macetero al oeste con vegetación que nace a nivel del piso terminado. Todos estos elementos se integran con el interior de la vivienda al abrir la ventana, difuminando el límite entre interior y exterior. 

*Extraído de la memoria de los arquitectos.  

Por: Constanza
  • Arquitectos: Estudio Morton 51st
  • Año: 2022
  • Acceso: publico

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