El encargo consistió en la reforma de un departamento de los años 40 ubicado en el barrio de Palermo, transformando el espacio en un nuevo hogar para un padre y su hija. La propuesta refleja las pasiones y personalidad del cliente: su amor por la lectura, los cafés de buenos aires y su valiosa colección de objetos con significado sentimental.
La obra debía ser rápida, por lo que se optó por preservar ciertos detalles arquitectónicos originales que aportan carácter al lugar. Por otro lado, en las áreas en las que fue necesario se realizó una intervención contundente.
El eje rector del proyecto fue la integración visual de los espacios comunes, originalmente separados. Esto permitió maximizar la entrada de luz natural durante el día y compartir lo cálido de las luces en cada ambiente de noche. Se diseñó una biblioteca transparente como elemento divisor, la cual resuelve la necesidad de almacenamiento y ofrece permeabilidad visual. Este recurso no solo crea una sensación de continuidad y expansión, sino que también otorga una fluidez espacial inexistente en la distribución original.
Los materiales y recursos utilizados, como el gran espejo central, la paleta de colores clara y la mezcla de materiales nobles propios de la época del edificio, fueron seleccionados para resaltar la amplitud del departamento.
La intervención respetó el pasado de la vivienda, modernizando únicamente aquellos aspectos necesarios para adaptarla a la vida contemporánea, logrando un equilibrio entre lo antiguo y lo nuevo.
*Extraído de la memoria de los arquitectos.