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El proyecto se ubica en la localidad de Ibarlucea, en Rosario, Argentina.
En esta casa, se combinan la rusticidad del ladrillo de hormigón como cerramiento, con la ligereza de la estructura metálica. Ambos elementos fusionados en armonía, crean la imagen exterior de la vivienda.
La casa queda suspendida sobre pilares metálicos, generando un espacio libre polivalente de 55m2 debajo de la misma. Este espacio no tiene límites, pero a su vez contiene un espacio de sombra para refrescarse junto a la piscina.
El acceso se da a través de una escalera que desemboca en un pasillo exterior. A partir de aquí, se puede ingresar a la vivienda desde el espacio común o desde el espacio de dormitorio. El interior de la casa es muy luminoso y no cuenta con divisiones interiores. Solamente está dividido por muebles, articulando el balcón casi transparente y las copas de los árboles con el interior del espacio principal.
La estrategia general de la casa plantea un modo de transitar el acceso que garantiza que el recorrido del objeto arquitectónico vaya de menos a más. Esto se genera tanto en la privacidad como en la permeabilidad y consolidación de los espacios. De esta forma, si bien la obra se percibe como un objeto con limites precisos, no los tiene en el modo de habitarla. Los espacios se pueden identificar individualmente, pero a la vez como partes de un todo.
Este proyecto fue nominado en el “MCHAP.emerge Cycle 5”.
*Extraído de la memoria de los arquitectos.
Arquitectos: Pedro Ferrazini
Año: 2021
Acceso: publico
