El proyecto se ubica en Balvanera, un barrio céntrico de Buenos Aires con un perfil edificado heterogéneo de fuerte presencia comercial y diversidad cultural. El encargo consistía en proyectar oficinas administrativas complementadas por departamentos de uso temporal. Para el cliente era importante que el edificio determinara su identidad como institución. Entre sus demandas iniciales, exigían una fachada de vidrio como imagen hacia la ciudad, lo cual fue parte fundamental del programa inicial.
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires exige delimitar un espacio no edificable en el centro de manzana, por lo que el proyecto se adapta a esto. Aprovechando la proporción longitudinal del terreno (7.60 x 47.60 m) se decide dividir los usos en dos bloques independientes. Ambos bloques aprovechan toda la pisada posible y se desarrollan con la altura necesaria para resolver el encargo. El administrativo se ubica al frente, más expuesto a la calle y el doméstico al fondo, más reservado. De esta forma se logró generar una relación cotidiana entre todas las personas, pero a su vez brindando privacidad en cada una de las partes. El vacío central entre ambos bloques funciona como punto de encuentro para las personas que trabajan y habitan el edificio. Se genera un jardín de formas orgánicas, de piedras blancas y vegetación en crecimiento.
Los bloques fueron pensados con los elementos mínimos necesarios para ser habitado de manera temporal. Ambos cuentan con cuatro niveles. En el bloque administrativo se plantean espacios abiertos y flexibles a los constantes cambios en las dinámicas de trabajo actuales. También cuenta con espacios exteriores materializados por balcones en los pisos inferiores y una terraza en el piso superior. El bloque doméstico está conformado por dos departamentos en dúplex y apilados.
Al tratarse de una de arquitectura de mediano plazo y tomando en cuenta el contexto económico tan complejo y variable del país, fue fundamental la eficiencia y optimización de recursos para la construcción de la obra. Se planteó un esqueleto de hormigón armado y muros de mampostería liviana, carpinterías de aluminio anodizado blanco texturado y doble vidriado hermético para mayor eficiencia térmica.
El proyecto genera un contraste con el contexto urbano complejo y heterogéneo a partir de la síntesis. El uso de las líneas puras, la composición geométrica y los elementos de color blanco caracterizan a una obra que pretende comunicar orden y atemporalidad.
*Extraído de la memoria de los arquitectos.