Los jardines verticales son tendencia en el mundo y cada vez encontramos más propuestas arquitectónicas que los incluyen. La incorporación de espacios verdes ayuda a la reducción de impactos ambientales, como el efecto isla de calor y la contaminación, aportando además un valor paisajístico que mejora la calidad de los espacios.
Numerosos estudios publicados señalan además, que los ambientes que incorporan vegetación en su entorno, generan un impacto positivo para el ser humano tanto a nivel orgánico como psicológico incrementando así su bienestar.
Estos jardines verticales que en un inicio se limitaban a obras de gran presupuesto, comienzan a ser posibles gracias al desarrollo técnico que permite la estandarización, simplificación y menores costos.
El sistema de fachada verde modular Minigarden -de origen portugués- cuenta con varios proyectos realizados en Montevideo. Paola Fraga, representante oficial en Uruguay, nos detalla en que consiste este sistema, sus requerimientos y resultados.
Se compone por módulos jardinera apilables de co-polímero resistente a los rayos UV. Cada uno tiene lugar para 3 plantas donde entran macetas de 14 cm para simplificar su reposición y una tapa - bandeja.
Es sencillo de instalar, se arma como “lego” hacia los costados o hacia arriba y posee esquineros de una planta que permiten dar solución a columnas o al encuentro entre dos superficies.
Este producto está pensado tanto para un uso doméstico como a gran escala. Para fin doméstico incluye un soporte que se fija a la pared y clips para el enganche de cada jardinera, permitiendo cultivar nuestras propias huertas orgánicas en espacios reducidos, con hasta 120 plantas en tan solo 4m2.
Cuando son proyectos de mayor escala como el caso de fachadas requiere de una sub estructura liviana para mayor resistencia. Esta a su vez separan las jardineras de la pared, permitiendo ventilar adecuadamente con lo que se evitan problemas de humedades.