"Pronóstico", la obra seleccionada en conmemoración al vigésimo aniversario del CCE (Centro Cultural España), es una exploración de la futurabilidad, un tema que ha sido una constante en la obra del autor, Federico Lagomarsino. Su fascinación por las posibilidades del futuro se ha manifestado a través de múltiples proyectos, incluyendo la residencia que realizó en CasaMario, cuyo eje atendía a la narración de imaginarios posibles para el espacio artístico y cultural de gestión autónoma. También participó de la Bienal de Venecia de 2021, donde el enunciado uruguayo convocó mesas de diálogo en torno a determinadas temáticas.
Considerando el edificio CCE y la intervención actual en la fachada, el vínculo entre la arquitectura y las prácticas con el futuro es estrecho en la historia, desde el Oráculo de Delfos, los Zigurats de Mesopotamia, hasta incluso, el Laberinto de Creta. Dichas infraestructuras alojaban rituales orientados a la predicación que, con el transcurso del tiempo, evolucionaron en monumentos para la cultura. Al día de hoy, el CCE se presenta como un contenedor que habilita esta analogía e identidad histórica.
Originalmente, el edificio se construyó en 1920 con la finalidad de albergar a una de las ferreterías más importantes de Montevideo del momento. Esta actividad cobra sentido en un contexto de expansión y modernización, marcada por la introducción de materiales innovadores como el mármol, vidrio y hierro. De esta manera, el edificio presenta una lógica comercial, a través de su materialización arquitectónica y escaparates. El nuevo Centro cultural hace uso de este lenguaje comercial y aporta contenido en las diferentes intervenciones que han ido sucediendo en la fachada.
La infografía se despliega a lo largo de los niveles, usando el edificio como integrador de la obra. Haciendo uso de los datos climáticos del año 2023, la planta baja expone la primera pieza: un calendario de lluvias, que sugiere, por medio de un mapa de intensidades, el pronóstico de precipitaciones para Uruguay durante el correr del año 2024. Según expertos en meteorología del país, una predicción precisa alcanza un período de 7 a 10 días. Así, un pronóstico poético resulta igual de absurdo que uno basado en información concreta. Esta nueva búsqueda propone un pronóstico poco amigable, cargado de inundaciones que complementan los episodios críticos del clima con respecto al año anterior.
Desde una perspectiva interna, se hace una lectura de las actuaciones sobre la ferretería transformada en el espacio cultural. El retiro de los revestimientos y la visibilidad de las instalaciones revelan una iniciativa de exhibición material, resultando en un contraste intencionado entre la preexistencia frente a lo nuevo. Una vez más, la calidad del edificio soporta y conjuga de manera efectiva con las prácticas del futuro que propone la obra Pronóstico.
El mapa de lluvias, en contacto con la luz diurna y el escaparate, generan un efecto de empañamiento; esto mismo sucede con el ladrillo de vidrio que dificulta la relación visual con el exterior. Surge así una doble condición del edificio: en tanto que manifiesta metafóricamente un estado de lluvia, también presenta una problemática con la visibilidad, y es la misma fachada que sirve de elemento de protección, piel y límite con el exterior.
Siguiendo la lógica de ascensión del edificio, las plantas superiores despliegan una serie de nubes generadas con inteligencia artificial. Al igual que los datos brindados, las nubes no son representativas del 2024, aún así, tampoco del 2023.
La tercera pieza compone un audiovisual de una entrevista en simultáneo a un meteorólogo, una futurista y un chamán. La idea pone en diálogo y superpone tres cosmogonías planteando un acercamiento a lo que vendrá.
En su refuncionalización como centro cultural, reinterpreta este lenguaje comercial transformando los escaparates en muestras plásticas temporales que aportan contenido.