Es el primer ejemplar de la serie de domos diseñados por el artista James Turrel emplazado en América del Sur, más específicamente en la Posada Yana ubicada en José Ignacio.
Se trata de una pieza de mármol de cuatro metros de diámetro y siete de alto, construida con mármol blanco de origen austriaco, acero, cemento y granito.
El domo es una invitación a vivir una experiencia aurática donde la luz es la protagonista. Más que un observatorio el dispositivo busca expandir la percepción del visitante a través de los contrastes de la luz que baña la superficie material, los colores y el cielo que oficia de telón de fondo.