Se interviene una fábrica ubicada en el barrio Lezica, Montevideo, donde los espacios verdes tienen protagonismo.
La propuesta paisajística, un jardín arbóreo como lugar de encuentro central. A partir de ciertas especies arbóreas se logra sombra en verano y una impactante coloración en otoño.
Los canteros, diseñados como descontracturadores del espacio urbano, incluyen en su mayoría plantas autóctonas. La disposición orgánica de dichas especies genera un tono agreste.
Un salvaje patio interno como visual de las oficinas. Este pulmón verde, diseñado con especies de semi sombra, proporciona relajación y una exótica calidez al ámbito de trabajo.
El ingreso a la fábrica se da a través de flores blancas y violetas, dialogando con especies de hoja grande y un verde intenso que contrasta con la sutil delicadeza de las floraciones.