El proyecto se ubica en el barrio residencial del Prado de Montevideo, un barrio de fuerte identidad que en el presente viene dando algunas señales de modernización y de captación de nuevos nichos para la vivienda colectiva. Un barrio especialmente carismático por sus grandes parques y extensiones verdes, por su rica urbanidad y centralidad al oeste de Montevideo. Dentro de su esponjoso tejido urbano es tan frecuente encontrar antiguas casonas de especial valor arquitectónico y paisajístico, así como viejas estructuras fabriles a la espera de un reseteo programático que aporte nuevas energías al barrio.
En este contexto es que se sitúa Patio Prado, un proyecto de vivienda social conformado por 44 unidades de apartamento, áreas de esparcimiento y zonas verdes complementarias. El programa se desarrolla a partir del reciclaje de una antigua fábrica de zapatos ubicada en un particular terreno pasante a las calles Chuy y Estomba, más un nuevo edificio agregado que se implanta perpendicular a la calle Estomba.
En el edificio que se recicla se pone en valor su patio central, al que se le retira su cubierta y se vuelcan las circulaciones comunes en horizontal y en vertical con el núcleo de ascensor y escalera. El patio tiene un rol central en la composición con un tratamiento paisajístico específico de uso común. Ambos edificios se encuentran rodeados por espacios enjardinados, propios y comunes que en su conjunto se integran al paisaje del barrio.
Sobre el edificio existente se llevan a cabo distintas operaciones específicas en la estructura, cubiertas y fachadas, tomando de su composición general la relación lleno – vacío y evolucionando a un propuesta renovada de textura y color.
El nuevo edificio hacia Estomba se desarrolla en 4 niveles y retoma las líneas generales del lenguaje propuesto en el edificio reciclado, marcando que las unidades de apartamento cubran todas las necesidades funcionales y combinen las comodidades de una casa con la seguridad de un edificio.
La premisa de trascender los límites de lo edilicio para generar espacios abiertos de reunión y poner en valor el encuentro y los cruces entre copropietarios fue central en la propuesta, al tiempo que se utiliza para articular los cambios de escala en un tejido residencial muy consolidado. En última instancia el logro de una arquitectura calma de líneas sugerentes que se integre armónicamente a su entorno fue una búsqueda específica del proyecto.
*Extraído de la memoria de los arquitectos.